Reemplazado

El corazón mudo y sombrío. El tiempo detenido en el vagón. Recuerdos tatuados girando a velocidad de vértigo en la niebla de mis pensamientos.
¿Mi último viaje? Inquietud. Preguntas sin rumbo, pasos en falso, el llanto refrenando a la rabia y de nuevo la impúdica razón devolviéndome la razón una vez más.
Presión de miradas curiosas violando mi intimidad, recelosas desde cada esquina…me quiebro, rompo a llorar, zarpazo de silencio, diluvio emocional.
Dentro de mí, disparo seco de mentiras. Incomprensión. Engaño disfrazado de bufón, de payaso, de fantasma…
La tristeza llamando alegremente a la puerta. Equipaje habitual, sonrisa amarga. Lo sabía…otra vez campo de minas recién plantado en mi camino y salto involuntario al vacío del amparo sin paracaídas.
Mi vida en un suspiro.
Torpe estado de cuerpo presente, mirada perdida, enjambre de bombillas en la oscuridad a través de la ventana…
¡De pronto la luz!, lento regreso a la realidad, multitud, ajetreo, caos aparente a mi alrededor, ceniza en el ambiente, humo en mis entrañas, demasiado humo… y sin embargo algo de aliento. Vuelvo a moverme. Tenue chispa de felicidad que se enciende, pesadilla apagada, leve sonrisa en mis labios.
Aceptación: ella se ha ido para siempre. Última parada también para mí.
El andén del amor desierto. El último beso… el de la boca del metro.